
Sobre la serie Antárticos
por Ricardo Pallares
Academia de Letras Uruguay
En el conjunto de la obra de Raquel Barboza se hace presente el humor, la ironía, el onirismo, la aproximación caricaturesca, las personificaciones y animalizaciones, una atmósfera con mucho de vacío o de nocturnidad, la escasez de lo alegórico en beneficio de los cuadros o escenas, la fortísima capacidad de la línea para insinuar al todo del que se trata.
Con respecto a sus ilustraciones para el libro Antárticos (Pallares, Ricardo – Barboza, Raquel. Ed. Yaugurú. Montevideo, 2014) presentado en el Centro Cultural Simón Bolívar, se advierte el trabajo intenso con el punto, la línea y la mancha para llegar a formas, abstracciones y algunos motivos figurativos con los que teje el tema del libro. Las líneas a modo de hilos instalan lo sutil, los enigmas simbólicos de los hielos eternos e inconmensurables y recrean algunos habitantes de una Antártida literaria.
En algunos casos Raquel Barboza elaboró cajas donde cohabitan las imágenes con la poesía cuyo texto aparece impreso en el vidrio de manera que, a través de una adecuada iluminación, las palabras se proyectan sobre el dibujo como una segunda escritura. Con este procedimiento también logra el redescubrimiento y recuperación del mundo lírico que pretendimos crear, ya que yuxtapone su estética y lo hace sin estridencias.
Los dibujos que comentamos se vinculan fuertemente con la virtualidad de lo originario que pretendimos trasladar a los textos, como manifestación de una geografía tan soñada como extrema en sus realidades y excepcionalidades. Pretendimos plantear simbólicamente la posibilidad de un territorio poético con aguas oceánicas y heladas donde todo pudiera volver a empezar; asimismo, dar lo abismal, el enigma del vacío metafísico, la aparente inmovilidad, lo desconocido de los seres y de las cosas. En algunos dibujos donde predomina la abstracción parece cuajarse lo absoluto del instante, la universalidad expansiva del agua y las inconmensurables dimensiones de la soledad antártica. Creemos que el dibujo de Raquel Barboza lo trasmite con sutilezas, con las representaciones del agua y con la inclusión del blanco de la página.
Finalmente nos atreveríamos a decir que en esta serie hay una imaginería visual de fina ejecución, selectiva, condensada, capaz del juego propio de toda creación original y potente. Con ella la artista ha sabido aportar a la poesía con un trabajo concurrente pero de logros autónomos.